Y siguiendo con temas de actualidad, y para que no tengáis que leer, os resumo este artículo, que me he leído y diseccionado yo ya, y cuyo título no es acertado, pero que me parece acertado en cuanto al contenido y además maneja buenas cifras, a mí entender.
Utilizando datos estadísticos y epidemiológicos oficiales, el Autor del Atlas nacional de mortalidad, analiza la percepción de la magnitud de la enfermedad covid19.
El autor remarca la dificultad de conocer el número de personas que pudieran estar, o haber estado, infectadas en España por el virus, debido a la escasez de kits diagnósticos, así como la enorme proporción de casos asintomáticos que pasan desapercibidos a las cifras oficiales.
De ahí el enorme interés epidemiológico que nadie parece conocer con precisión.
Establece que esta controversia vienen dada por los distintos criterios utilizados por cada país para contabilizar sus defunciones por Covid-19, lo que hace difícil comparar la mortalidad por este factor entre países.
Y, útilizando un informe del Centro Nacional de Epidemiología, se concluyen que: el exceso de mortalidad observado en los últimos días no podía ser explicado solo por las defunciones atribuidas a la Covid-19. Y que la discrepancia podría ser explicada tanto por una potencial subnotificación de casos de Covid-19 como por los efectos secundarios de la pandemia. Esto es:
Según publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número medio diario de defunciones durante el mes de marzo de los cinco últimos años es de 1.042. (800 muertes más diarias son perfectamente asumibles por nuestro sistema de salud).
Y aquí esto nos tiene que dar que pensar : en un país de 47 millones de personas esto no tendría que suponer un aumento significativo de la mortalidad anual , Y debe ser perfectamente asumible por el sistema.
Anualmente en España no olvidemos que se produce de media 600.000 fallecimientos.!!!! Antes de Covid19.
El Autor habla de que probablemente, y debido al llamado “ efecto cosecha” en epidemiología, toda vez se atenúe la mortalidad causada por el virus, habrá un descenso de la mortalidad general, en comparación con otros años.
Esto sería debido a qué ya habrían fallecido (muertes aceleradas por el virus) aquellos que tendrían que fallecer después por otras causas.
El autor refiere también que el exceso de defunciones por Covid-19 estaría ocasionado también por un descenso de mortalidad por otras causas, puesto que muchas personas que tendría que haber muerto este mes por otras causas, han muerto por causas atribuidas al virus, por ejemplo, accidentes de tráfico y laborales, o las muertes por causas asociadas a la contaminación ambiental.
También se hace hincapié en las importantes diferencias geográficas en la mortalidad y, en consecuencia, posiblemente en los contagios reales de Covid-19.
David Spiegelhalter, estadístico, ha cuantificado el impacto de la mortalidad por Covid.
Para mi de manera infantil y de perogrullo, pero en cualquier caso, concluye certeramente que:
* Para las personas más jóvenes la probabilidad de morir durante el próximo año es baja, por tanto el incremento de riesgo que le supone la Covid-19 también lo es.
*Para las personas mayores o con patologías importantes previas, el riesgo (no covid) de morir ya es muy alto, y sumando al riesgo covid potenciaría muchísimo su riesgo de morir el próximo año.
De ésta manera, cada persona, pero sobre todo las del segundo grupo, está acumulando parte de su riesgo anual de morir en sólo un par de semanas. Y además, los infectados por Covid-19 estarían concentrando su consumo de recursos sanitarios anual en sólo dos semanas.
De este artículo se vuelve a extraer las mismas conclusiones:
* Que ni los datos oficiales son reales, ni la alarma, a nivel nacional, en términos de “drama” y falta de recursos, corresponde a la realidad de los datos.
* Y que seguimos sin saber cuántos contagiados reales hay (Asintomáticos y sin test).
* Que la mortalidad covid es muy baja.
* Que la falta de recursos sanitarios está concentrada en pocas zonas geográficas, sin estar aprovechando los recursos de otras no saturadas. Que no lo están por mucho que se empeñe la prensa y las redes sociales.
* Que el elevado número de muertos, estadísticamente hablando, atiende, como dice artículo, a múltiples y complejas causas.
* Que no se entiende que un país de 47 millones de habitantes, donde la media oficial de muertes anual es de casi 600.000 muertes al año, no se puedan gestionar 8.000 muertes más. Pienso que tenemos recursos de sobra para asumirlo, pero están mal gestionados.
Gracias por su atención.
Dra. S. Ll. Médico forense.