Hoy en día los plazos exigidos por la mayoría de las
legislaciones vigentes para inhumar un cadáver desde que se certifica su
defunción es de un mínimo de 24-48 horas.
Estas leyes tan actuales provienen de los enterramientos en vivos (inhumaciones
prematuras) que se producían en el siglo XVIII y XIX, en 1873 en Alemania y en
Italia se ataba la mano del cadáver a una campanilla y se esperaba hasta que
aparecían signos de putrefacción que demostraban incontrovertiblemente la realidad de la muerte, por si acaso el muerto se movía y hacía sonar la campana!!
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